La muerte está presente todos los días en la vida,
la vida llena todos los días de la vida, pero no siempre es vida
y no siempre está la muerte en nuestra vida...
La muerte no estaba presente en mi vida desde hacía más de dos años,
pero hace más de una semana volvió a aparecer, pero apareció de forma
distinta, aunque es lo mismo en términos físicos, no fue lo mismo en
sentimiento, ni en la forma de enfrentarme a ella, ni en la forma como estoy
viviendo con ella y frente a ella.
Como dicen... la muerte es lo único a lo que nunca podremos
acostumbrarnos, y es así, por más de que nos acostumbremos a oír
muertes cada día, nunca nos acostumbraremos a ella, y menos cuando
es cercana...
Mi relación con la muerte ha cambiado desde hace más de una semana, y ha sido una experiencia extraña, pero me he sentido bien, me he sentido
en paz y sobre todo muy cercana a ella, que aunque ya no esté
físicamente no he podido dejar de sentirla y de conversar con ella.
No sé si de ahora en adelante cambie definitivamente mi relación con la
muerte, pero sé que ahora me siento bien y que si fuera posible quisiera
que siempre fuera así, porque aunque la muerte viene acompañada de
tristeza, ha sido una experiencia de celebración y cercanía con la persona
que se fue... que siguió el horizonte, el futuro y con quien quizás algún
día me reencontraré.
La muerte no deja de ser inesperada aunque se espere,
no deja de generar tristeza aunque a veces sea lo mejor,
no deja de ser algo que tiene que pasar aunque no queramos...